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¿Dónde quedó mi vida?


Cuando tu tiempo se convierte en su tiempo




Un par de preguntas tan comunes y sencillas, pero que pocos se detienen a hacer después de que nace el bebé, porque toda la atención y los esfuerzos giran entorno a ellos, sobretodo de nosotras las mamás.


Cuando estamos embarazadas, aún cuando ellos ya están presentes en nuestras vidas, todo sigue dependiendo de ti. Y seguramente, escuchaste más de alguna ocasión: “ni siquiera puedes bañarte”, o “siempre acabas comiendo todo frío”, ¡y lo vemos tan exagerado!

En mi caso, que me considero multitasking y me gusta hacer varias cosas a la vez para aprovechar el tiempo, pensaba que no me pasaría, pero, ¡qué equivocada estaba!


Cuando llega el bebé a nuestras vidas, los tiempos ya no son nuestros. Te acoplas a las necesidades de tus hijos, y te centras en su bienestar. Pero, ¡tranquila! Todo esto pasará, y seguro encontrarás nuevas estrategias para no olvidarte de ti misma.


Aunque damos todo por ellos y ser mamá se convierte en la actividad principal, tomarte un par de minutos al día harán una gran diferencia, sobretodo en tu autoestima. Si tienes el apoyo de tu pareja o familia, organicen sus tiempos para que, durante 15 minutos, se queden a cargo del bebé. Asegúrate que haya comido lo suficiente para estar tranquilo durante ese periodo. Así también tú te sentirás en paz.


No hay peor cosa que hacer todo a la carrera, con la angustia de que el bebé despertará en cualquier momento y tengas que salir empapada a consolarlo. Recuerda, ¡también mereces que te cuiden!

Darte un baño relajante, ponerte algo lindo de ropa y maquillarte, ponerte algún tratamiento en el cabello, o perfumarte, te hará sentir animada y bien contigo misma.


Canta, pon música que eleve tu frecuencia. Aunque no lo creas, tu bebé también agradecerá tener a una mamá en armonía. Si lo escuchas llorar, recuerda que está acompañado, puede esperar un par de minutos en lo que estás lista para regresar con él o ella.


La hora de la comida es otro reto a superar, comer tranquilamente pasa a segundo plano. Aún cuando ellos comienzan con la alimentación complementaria, y los tiempos son iguales para toda la familia, sabes que primero comerá el bebé. Después, cuando termina, y puedes seguir tú, ellos siguen requiriendo atención, o comienzan a ponerse inquietos, y acabas comiendo a prisa, unos alimentos fríos.


Me parece gracioso como antes, cuando veía a alguien comiendo solo en un restaurante, pensaba: ¡qué flojera! ¡Para comer sola, mejor en mi casa! Hace poco, decidí darme un tiempo, para realmente disfrutar un momento en calma, saboreando una deliciosa comida, así que tomé la decisión de dejar a mi hija y escaparme a un restaurante.


Esos son momentos que realmente extraño, porque muchas veces ni siquiera terminas de comer porque tu hijo ya quiere irse, se ponen inquietos y no soportan estar en un solo lugar durante mucho tiempo. Obviamente ni pensar en ir a platicar con las amigas, así que si tienes oportunidad, agenda una salida con tus amigas, o con tu pareja, y pide a tus papás o suegros que cuiden a tu bebé. Disfruta y atesora también los momentos que no están presentes tus hijos.



Con la pandemia, trabajar desde casa se ha vuelto cada vez más común. Los niños te ven presentes todo el tiempo, y se vuelven cada vez más demandantes. Te necesitan a su lado todo el tiempo. En mi caso, tengo una empresa propia, y necesito un tiempo en paz conmigo misma.


Lo que me ha funcionado es despertarme todos los días a las 6 am. Al principio fue difícil, pero créeme que el tiempo se aprovecha muy bien. Después de levantarme, medito un poco (ayuda a mantener en paz mi mente), hago una hora de ejercicio, tomo un baño y trabajo por algunas horas en lo que mi hija despierta.


Aunque este cambio al principio me costó, noté cómo funcionaba excelente para mí. Después de hacer todas estas actividades, el tiempo en el que mi hija está despierta se lo dedico por completo a ella. Cualquier actividad que pueda surgir durante el día, la realizamos juntas. Claro, siempre que sea posible, tomar una siesta o un rico café ayuda a recargar pilas.


¡Todo esto podía sonar tan normal y simple antes! Hacíamos nuestro día en automático, pero ahora, con una personita que depende tanto de ti, los tiempos tienen que ajustarse.


Vivir este cambio nos hace valorar todo lo que nuestros padres hicieron por nosotros. ¡Qué sentido tiene ahora la frase: “no se es hijo, hasta que se es padre”!


Ahora más que nunca agradezco el tiempo que me han dedicado, la disposición que siempre han tenido. El estar siempre presentes demostrando su amor incondicional.


Nada está dicho, realiza cuantos cambios necesites en tu rutina, pero sobretodo, ¡disfruta el proceso! Al final, ellos crecerán, y tú volverás a tener esa calma.



¡Nos vemos en el siguiente!

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