¡Hola! Bienvenida a la entrada de esta semana.
El tema que elegí es uno que por sí mismo, causa mucha controversia, principalmente porque existe muchísima información muy variada sobre el tiempo “correcto” para amamantar a tu bebé. Y puede ser que tengas un plan, o que, como me pasó a mí, las cosas tomen su propio rumbo.
Desde un inicio, planeaba amamantar a Valentina, y aprovechar todo el tiempo que tuviera, y de manera inesperada, la pandemia llegó. Mi trabajo se paralizó por completo, porque me dedico a organizar eventos sociales, y no sabíamos hasta cuando podríamos retomarlos, así que estuve más que encantada de disfrutar todo lo posible y alargar este periodo por lo menos un año.
Sin embargo, un día simplemente ella decidió que ya no quería. Así de sencillo. Cuando volvía a intentarlo, ella movía su carita rechazando mi pecho, haciendo un sonido como un: “iuk”. Era gracioso pero también preocupante, porque cientos de preguntas pasaron por mi mente: ¿Cómo? ¿Qué pasó? ¿No será suficiente? ¿Por qué ya no quiso?
No solo las dudas me invadían, también un sentimiento de rechazo, y la verdad es que no estaba preparada para esa separación tan abrupta. El acto de amamantar es por sí mismo, crear una conexión única y muy especial con tu hij@. Ser ese alimento y refugio todo el tiempo, el consuelo y el lugar seguro. Pero al parecer, ella estaba lista para terminar, pero yo no.
Recuerdo que para mí, los primeros 15 días después de que comenzamos con la lactancia fueron los más difíciles. La inexperiencia para el agarre y el acomodo, sumado a las molestias de la famosa “bajada de la leche”, y las hormonas en alza, no lo hicieron más fácil. Después de ese tiempo, logramos crear esa conexión mágica ella y yo.
8 meses después, simplemente se había terminado. Después de un par de días de luchar con los sentimientos, decidí tomarlo por el lado amable. Lo acepté y vi las grandes ventajas que también esta nueva etapa tendría. Podría vestir esas blusas que tanto me gustaban, y decir adiós a las de lactancia. Mis actividades diarias podrían regresar sin tener que preocuparme por estar disponible todo el tiempo para amamantar.
No sé si mi experiencia sea algo común, pero, sin duda, platicando del tema con otras mamás, concluimos que sin importar el cómo o el cuándo, lo más importante es que como mamás, estén realmente seguras que ese momento llegó y no habrá vuelta atrás. Para ayudarlas a llevar mejor ese momento, es muy importante que:
1. Hagan la transición con mucho amor y respeto a su hij@. Entender que será una separación difícil y deberán sentir que no los están rechazando o abandonando.
2. La paciencia ante todo. Será mucho más difícil si lo hacen de manera abrupta, así que les recomendamos ir disminuyendo las tomas y los tiempos poco a poco, hasta que llegue a cero. Además, si lo haces así, tu cuerpo irá bajando la producción poco a poco, y el dolor o congestión será mínima.
Como mi cuerpo aún no estaba listo para dejar de producir leche de un día para otro, decidí que no utilizaría medicamentos y optar por sacar leche 3 veces al día. Después, bajé a 2, días después a 1 y así hasta que paró. Fui amable con mi cuerpo y así no hubo dolor ni se generó una mastitis, que es la congestión del pecho por leche acumulada.
Ahora, Valentina, con año y medio de vida, está dejando las tomas de biberón durante el día. Agregué la avena molida en sus tomas y le encanta. He aprendido también que, cuando comenzó a comer sólidos y lloraba, no siempre es por necesidad de leche, también necesitan otro tipo de alimentos. Así sus tomas se van reduciendo.
Sin importar si deciden dar lactancia exclusiva por 3 años, dar lactancia y fórmula combinados como fue mi caso, o únicamente la fórmula, son unas excelentes madres. Cada una de ustedes sabe el por qué, y eso es lo único que cuenta.
Hablen con sus pequeños, son unos seres que aunque no lo creamos, son sumamente inteligentes y empáticos. Si los tomamos en cuenta para las decisiones que los afectan directamente, los haremos sentir importantes.
Al final son sólo etapas, lo más importante es cómo las vivimos. El amor y paciencia que reciben en su crecimiento será determinante para el resto de sus vidas.
¡Nos vemos en la próxima entrada!