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La difícil decisión de tener un hijo único


¡Hola mami! La entrada de hoy va dedicada a esas mamás que decidieron tener solamente un/a hijo/a, o para aquellas que están indecisas si tener el segundo.


En lo personal, probablemente sí vayamos en búsqueda del segundo bebé, pero aún no hemos decidido el momento en que eso suceda. Valentina tiene casi 2 años, y me parece muy curioso cómo los comentarios de diferentes personas no se han dejado hacer esperar: ¿Para cuándo el segundo?


“No sé”, es lo que contesto últimamente. Mucha gente se desconcierta con la respuesta, y es que ellos no se detienen a pensar que esa pregunta puede causar molestia, o en algunos casos, dolor.


Existen parejas o mamás que decidieron que un@ es suficiente, otros pudieron haber pasado por una pérdida reciente, o algunos otros, por problemas para concebir.


Tener un hijo no es una tarea fácil. 24/7 de tu tiempo dedicado a una personita que depende completamente de ti. No existen pagos ni vacaciones, no hay día libres. Es estar consciente de la responsabilidad que implica educar a un ser humano de bien, y todas las responsabilidades sociales y económicas que implican.


Conozco muchas parejas o mamás que decidieron que se quedarían con sus hijos únicos, y los comentarios de gente que tiene 2 o 3 hijos, y de muchos que aún no tienen, no se dejan esperar.


“Seguramente l@ tienes muy chiquead@”, y ¡claro que sí! Si dar todo mi amor, mi tiempo y atención a mi hija es tenerla consentida, entonces sí. ¿Le doy todo lo que me pide? No. Amar y consentir no están peleados con poner límites, porque entonces no estaría haciendo correctamente mi labor al formar a una persona funcional socialmente.


Amor también es decir no, pero entender que ser padres no nos convierte automáticamente en ogros o verdugos. Fortalecer su autoestima, hacerlos sentir seguros, en un ambiente de amor, hará, sobretodo en sus primeros años de vida, que crezcan como personas sanas física, mental y emocionalmente.


¿Imaginas la gran diferencia en el mundo si la mayoría de los adultos hubiéramos crecido en un ambiente así?


“Ya dale un hermanito, no tiene con quién jugar”, es uno de los comentarios más comunes. Nadie, en este mundo, merece venir a suplir a alguien, o a ser “el juguete”.


Tu hij@ seguramente podrá encontrar amigos con quién compartir sus diversas actividades, pero pensar en traer una personita a que entretenga a la que ya está, es algo absurdo. Si decides tener otro bebé, será para cuidar su individualidad y espacios.


“No te esperes mucho tiempo”. Nadie sabe el tiempo perfecto para esperar, habrá mamás o parejas que decidan esperar sólo la cuarentena, otros 5 o 6 años. Algunos por disfrutar de lleno la etapa de cada uno de sus hijos, otros por el ambiente donde crecieron.


En lo personal, yo preferiría esperar a que Valentina está un poco más grande. Disfrutar y que disfrute su etapa de “bebé”, y que no llegue un nuevo integrante a desplazarla. Además, a esa edad son un poco más independientes, entienden mejor su entorno y demandan su propio espacio.


Así como ella fue tan esperada, me gustaría que el segundo bebé sepa que sus papás y su hermana estaban preparados para recibirl@.


Una de las grandes ventajas que tenemos como mujeres, o por lo menos para muchas de nosotras, en estos tiempos, es que podemos decidir cuándo y cuántos hijos tener. Ya no estamos sujetas a las “necesidades básicas” de los hombres, o la idea de ser máquinas para hacer bebés. Estamos conscientes del tiempo que requiere cada hijo, y eso nos da el derecho a decidir la cantidad y el tiempo.


Vive tu vida sin la medida de los demás. Sólo tú como mujer, o con tu pareja, pueden tomar las mejores decisiones que vayan acorde a su estilo de vida y sus planes. Ya sea que ambos trabajen, o que hayas puesto pausa a tu carrera, o que simplemente decidiste que la vida de mamá es lo tuyo, es únicamente su decisión y la de nadie más.


Un hijo te convierte en madre, y es increíble, pero si decides tener 2, o 10, ¡bien por ti! Si uno es suficiente para ustedes, ¡maravilloso! Olvídate de los comentarios, toma lo bueno, y lo que no te funcione, deséchalo. Nadie tiene derecho a opinar sobre tu vida.


Cuidemos lo que sale de nuestra boca, no sabemos el impacto tan fuerte que puede tener en una persona un comentario que creemos que no tiene intención. Empatía y solidaridad ante todo.


¡Nos vemos en la siguiente entrada!

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