El día de hoy te voy a contar la historia de una compañera de la prepa. Para fines prácticos, la llamaremos “Laura”.
A pesar del tiempo, mantuvimos contacto gracias a las redes sociales. Ahí, pude notar que tiene una hija, y que llevan una relación hermosa. Como en mi caso, es muy raro que suba fotografías donde aparezca mi esposo, así que di por hecho que su situación era igual, simplemente no figuraba en las imágenes, pero sí en su vida.
Platicando con ella, me contó que no, ella no estaba casada, ni tenía una pareja. Es una mamá soltera.
Ahondando en el tema, me platicó que tomó la decisión de terminar la relación, porque lo encontró consumiendo drogas, así que, aún estando embarazada, y sabiendo que se quedaría completamente sola (en cuestiones de pareja), no lo dudó ni un minuto: sabía que no quería que su bebé tuviera ese ejemplo a seguir.
Fue congruente consigo misma, y se dio cuenta que en realidad nunca contó con su apoyo, ni económico ni emocional, que si estaba pasando todo este proceso sola, sería mejor no tener más problemas y seguir su camino.
Tomó una de las decisiones más valientes de su vida.
Aún cuando el papá de su hija no ha figurado como tal, ella como madre y ex pareja ha tratado siempre de respetarlo, hablar cosas positivas sobre él. Lo respeta, pero prefiere mantenerlo alejado de ellas, por salud emocional y por seguridad. Tiene la esperanza de que, por su hija, algún día recapacite y decida tener una relación con ella, pero eso sólo el tiempo lo dirá.
Dejo este espacio para “Laura”, ella les dirá con sus palabras, lo que significa ser mamá soltera:
“Es un honor y un orgullo decir que soy madre soltera, y que a base de mis esfuerzos he sacado a mi hija adelante.
Lo difícil no son las horas de trabajo, las horas sin dormir, el dedicarme en cuerpo y alma a educar y cuidar a mi hija, cuidar de nuestro hogar, ser proveedora, maestra, y tener completa responsabilidad de ella y de mí.
Lo verdaderamente difícil, es perderme los momentos importantes en su desarrollo, cuando me pide más tiempo con ella, para jugar, para abrazarla, para quedarme con ella todo el día, sabiendo que tengo la responsabilidad de un trabajo, y que no puedo simplemente dejarlo, porque es nuestro sustento.
Aunque mi mamá me apoya para cuidarla, separarme de mi hija cuando está enferma es verdaderamente horrible. Vivir preocupada por no estar presente. Pero, también sé que estoy dando mi máximo para hacer de su presente y su futuro, el mejor que mis capacidades pueden darle. Que dentro de mis metas y mis sueños, siempre está ella como prioridad.
Sé que este esfuerzo valdrá la pena, que por el ejemplo de amor que te doy, te convertirás en una gran mujer que triunfará en la vida. Cada sonrisa y verte feliz son mi mejor recompensa.
Les mando un abrazo muy fuerte a todas la mamás que como yo, salen adelante día a día con mucho esfuerzo y amor por sus hijos, porque sólo nosotras sabemos cuánto se nos parte el corazón dejar la carita llorando de nuestros hijos atrás, cuando tenemos que salir a trabajar.
Muchas gracias hija por haberme elegido como tu mamá, gracias por ser parte de mi vida, mi motor y mi más grande inspiración. Te amo demasiado”.
Cuando terminé de leer esto, se me hizo un nudo en la garganta. ¡Que palabras tan hermosas y llenas de valentía! Entiendo lo difícil que debe ser llevar toda la responsabilidad a cuestas, y quiero decirte, mi querida “Laura”, que te admiro y te reconozco, como mujer y como madre.
Estás haciendo un excelente trabajo, y el tiempo te irá mostrando el camino a seguir. ¡No te rindas! ¡No estás sola! Tienes a un grupo de mujeres, y espero que hombres que también lean este artículo, que te apoyamos, que estamos contigo.
Las familias perfectas existen. Pero no como las preconcebimos. Para ser felices, no se necesita esa estructura que nos impusieron. Si sólo está mamá, o papá. Si están ambos. Si son dos mamás o dos papás, si los abuelos toman el papel, todas, mientras se mantengan unidos por el amor, son familias ideales.
¡Besos a todas las mamás maravillosas!
Te espero en la próxima.