¡Hola! ¡Cómo estás el día de hoy?
Vamos a tocar un tema que, para muchas de nosotras, que ya somos mamás, fue una decisión difícil, pero que sabíamos que debíamos tomar. Si estás próxima a tener a tu bebé, te invito a que te unas a este texto y que juntas, podamos resolver algunas de tus dudas y, sobre todo, alejemos tus miedos.
Hoy en día, el tema del parto se ha convertido, para muchas mujeres embarazadas, o que están planeando un embarazo, en más que un tabú, un reto a cumplir. En lo personal, para mí fue una ilusión que quería vivir de la manera más natural posible, retomando nuestras raíces ancestrales.
Cuando va llegando el momento o cuando simplemente por curiosidad, preguntamos por las experiencias, muchas veces nos topamos con las típicas opiniones, donde muchas personas, aún sin ser precisamente mujeres, son partidarios de la cesárea. “Así no sufres”, “eliges el día, te programan, ¡y listo!”, “así es más fácil”, son frases que llegamos a escuchar frecuentemente, y que pueden confundirnos, pero también, las vivencias de mujeres que optaron por un parto natural, y que pasaron horas y horas en trabajo de parto, que vivieron momentos donde su temple y fuerza se pusieron a prueba, pueden asustarnos.
La verdad es que no existe una verdad absoluta. Las experiencias de vida son eso, vivencias personales que no precisamente pueden adaptarse a lo que tú vivirás, porque las circunstancias son completamente diferentes para cada quien.
Estaba consciente de eso, así que decidí crear mi propia historia, escuchar los comentarios que sumaban y alejarme de los que me causaban miedo o negatividad. Aquí te comparto un poco de lo que viví con respecto al parto natural:
En el 7mo mes decidimos cambiar de ginecólogo, porque a pesar de que todo iba excelente durante el embarazo, y el médico en su práctica no tuvo errores, no estábamos en la misma sintonía. Su inclinación por la cesárea era notoria, y no quería sentirme presionada, así que decidimos acudir a una ginecóloga recomendada por una buena amiga, ¡hicimos clic desde la primera cita! Me dio muchísima confianza y pensábamos de igual forma, así que ahí nos quedamos.
Complementé mi preparación con algunas sesiones de hipnosis, y le hablaba todo el tiempo a Valentina, mi hija, para decirle que trabajaríamos en equipo, que a ambas nos haría bien que fuera un proceso rápido. Le compartía mi felicidad y las ganas que tenía de conocerla, le agradecía profundamente el que nos hubiera elegido como padres, y que yo estaba lista cuando ella estuviera lista.
No puedo negar que sí sentía un poco de miedo, y supongo que es un proceso normal, al final no sabía en realidad a lo que me tendría que enfrentar, pero estaba lista para el momento.
Cuando la fuente se rompió y llegué al hospital, durante la revisión nos explicaron que el líquido era escaso, pero la dilatación iba excelente. La doctora monitoreó continuamente el nivel del líquido amniótico y la evolución de la dilatación, pero sobretodo, el estado de salud de la bebé durante el trabajo de parto.
Más que anestesia, lo que recibí fue una “analgesia”, y este es otro tema importante, en el que muchas primerizas tenemos dudas. En mi caso, esperaba a que todo el proceso fuera lo mas “natural” posible, pero llegado el momento cuando el dolor se vuelve más y más intenso, un poco de ayuda para hacer el momento más llevadero no te quitará el mérito de todo el duro trabajo que has realizado.
Aunque era un momento que me llenaba de temor, el “piquete” no fue tan doloroso como creía. Es una aguja pequeña y delgada, que, en comparación con el dolor de las contracciones, la verdad es que no es para tanto y se convierte en un gran alivio.
Muchas mujeres me han preguntado: ¿cuál fue el momento más doloroso del trabajo de parto? Y para mí, fue el momento cuando las caderas comenzaron a abrirse porque el bebé está bajando. Mi proceso fue rápido, por lo que agradezco profundamente a mi cuerpo, al trabajo que hicimos juntas Valentina y yo. Gracias al apoyo y confianza que me hicieron sentir mi doctora y su maravilloso equipo, al amor y comprensión que sentí de mi esposo, me dieron las fuerzas suficientes para tener un proceso hermoso.
Finalmente, quiero compartir contigo algo que me quedó muy grabado de mis sesiones de hipnosis: Parir no es sufrimiento. Tenemos la creencia de que nuestras antepasadas vivían esta etapa con dolor y sufrimiento, y cuando lo tomamos como obligación, pero es una decisión que podemos tomar de manera consciente.
Tuve la oportunidad de vivir este proceso como lo había planeado desde un principio, sin embargo, es importante que también estés abierta a que las situaciones pueden cambiar, y que tener un Plan B o C no es malo, no existe un “debe ser”, porque lo más importante es que ese bebé llegue a este mundo, y que tu vida tampoco se ponga en riesgo por ningún motivo.
Sigue siempre tu instinto, las opiniones de otras personas sólo son eso, al final la decisión la tomarás tú como mujer y como madre, y agradece por sus vidas, sin importar si fue por parto natural o cesárea. Eso no te convertirá en mejor madre ni en menos mujer.
¡Felicidades por esta nueva etapa que comienza! Prepárate para llenar tu vida de más amor y aprendizajes.